Cuando venir a trabajar se convierte en un deporte de riesgo
Un deporte de riesgo laboral, queremos añadir, porque podrías pisar sin querer a una rata y ser atacado por ésta, meter un tobillo en alguno de los agujeros astutamente dispuestos por el suelo para una carrera de 100 metros obstáculos, o verte abocado a una competición de decatlón en caso de evacuación de la sede, con pruebas de orientación incluidas. Éste es un ejemplo de libro de cómo lo efímero se termina convirtiendo en permanente ¿Le daríamos la licencia de apertura si el Servicio de Deportes fuera una empresa privada?